Las personas con disforia de género, transgéneros o transexuales, según se las quiera llamar o según en qué proceso de transición se encuentren, están muy presentes en el pensamiento de los creadores de este blog. Fueron los primeros en unirse al colectivo de lesbianas y gays, trayendo la tercera letra a la que después le seguirían algunas más, con gran alegría de sus creadores. Sin embargo, los diferencia de los demás colectivos en que lo suyo no va de opción sexual, realmente; lo suyo, aunque suene en plan peliculero, es una «cuestión de género«.
Aunque la comunidad transexual ha estado este año de rabiosa actualidad gracias a la Ley Trans, llevaba unos años en relativa calma y sin que la sociedad se acordara mucho de ella. Porque, en realidad, ¿de qué hablamos cuando nos referimos a personas shemales? Hay muchos que confunden esta condición con el travestismo, y la verdad es que no tiene nada que ver. Ser travesti es simplemente sentirse bien al vestir y caracterizarse como el sexo contrario, ya sea con carácter sexual o no; se la llama también transformismo. Y estas personas, generalmente hombres pero también algunas mujeres, no tienen por qué ser homosexuales solo por vestirse de manera diferente a como le correspondería por su género. Al fin y al cabo, el look es una imposición social, no una condición por la cual pueda definirse nuestro género y mucho menos nuestra sexualidad. Esperemos que entendamos esto pronto como sociedad, y nos dejemos de tantos prejuicios e impresiones falsas.
Luego, muchos de nosotros nos hemos dejado influenciar por el porno gratis. Y en internet, si vemos webs porno, la definición de un xxx trans es simple: una tía con polla. Cuando vemos a un tío con pene y aspecto femenino, la gran mayoría de las veces con rasgos de mujer y enormes tetas operadas, no pensamos en el proceso que le ha llevado hasta allí. Y no nos damos cuenta de que aún no estamos ante transexuales en estado puro, si no atenemos a la idea de que hasta que no hayan hecho la transición de género completa no les corresponde ese nombre. Pero como el porno es porno, y lo único que busca es la excitación rápida con aquellos temas que nos resultan más morbosos, pues póngase cachondo y pare usted de contar.
Yo espero que ser consumidor de porno transexual no nos haga pensar que somos unos expertos en disforia de género. Porque estas personas ya habían hecho un cambio radical en sus mentes y en sus corazones, incluso antes de cambiar ni la más mínima cosa en sus cuerpos. Ellas ya eran mujeres antes de iniciar un tratamiento hormonal, o cambiarse el nombre en el registro civil. Y ojo, no nos olvidemos de la transición contraria: porque también las mujeres pueden experimentar esta disforia, y por mucho que eso en el porno no venda, también debería incluirse en la categoría de shemales. Claro que, como la pornografía tiene cierto tufillo sexista, siempre es mucho mejor que sea una fémina la que se venda al público.
El futuro del colectivo transexual a corto plazo tiene tintes de ser bastante bueno. Las bases se han puesto con la última controvertida ley, pero son pequeños pasos que hay que dar para llegar por fin a la igualdad plena. No diré que no vayan a presentarse dificultades, pero en conjunto, toda la comunidad LGTBI está en mejor condición que apenas un año, y eso es para alegrarse y no perder los ánimos.