El presente y el futuro de la comunidad LGTB

La lucha del colectivo homosexual, junto a los transexuales y los bisexuales más recientemente, no ha sido corta ni fácil, como has podido ver en nuestros anteriores posts. En poco menos de un siglo, han sido muchos los ejemplos de movimientos, protestas y defensa de los derechos LGTB conocidos y visibles; pero la triste realidad es que seguramente ha habido muchas personas anónimas, muchos héroes desconocidos que seguro han aportado su granito de arena a esta lucha y que no han tenido muy buen final, incluso un final trágico podríamos decir. Y todavía queda mucho por hacer.

Sin embargo, no está mal reconocer todo lo que se ha conseguido hasta ahora, y centrarnos en nuestro presente y ver qué opciones hay para construir un futuro (sin olvidarnos del pasado, por supuesto). A estas alturas del partido, todos los grupos que colectivo LGBT pueden decir que, como mínimo, han conseguido hacerse visibles, y tener una serie de derechos fundamentales que los alejan de ser bichos raros, y los convierte en ciudadanos de pleno derecho en todos los sentidos. Sí, porque, aunque nos parezca que esto es de cajón, no hace tanto que disfrutan de este, para ellos, privilegio.

Dentro del colectivo se señala mucho la implicación de los gays en la lucha contra la homofobia, pero no sólo los hombres han tenido algo que decir en esta historia. Las mujeres lesbianas, por ejemplo, no lo han tenido nada fácil tampoco, empezando porque, cuando ser gay era sinónimo de discriminación, burla e incluso humillación o delito, a ellas ni siquiera se les reconocía una condición homosexual. Hoy en día nos cuesta entender algo así, pues para nosotros las lesbis xxx son algo común y corriente gracias al porno online, y pensamos que las mujeres tortilleras son justamente como en esos videos x: guapas, calientes, y objetos del deseo de hombre y mujeres por igual, totalmente despreocupados de si en realidad son homosexuales o no. Por desgracia, en el mundo real no fue así, y aunque los gays llevaron gran parte de la carga por la defensa de sus derechos, se puede decir que las lesbianas llegaron tarde y no porque no quisieran unirse a esa lucha, sino porque no las dejaron llegar al partido hasta los minutos de descuento (si entiendes el paralelismo futbolístico, jeje).

Los otras dos comunidades dentro del colectivo LGTB, los/as transexuales y los/as bisexuales, han tenido historias paralelas aunque no demasiado similares, la verdad. La transexualidad ha quedado muchas veces eclipsada y confundida por y con el transformismo, y ya fueran hombres o mujeres también se trataban de manera diferente: en hombres, era signo de homosexualidad, ni siquiera se tomaba en cuenta la dicotomía que sentían entre el género sexual con el que habían nacido y con el que se sentían representados; en mujeres, nadie concebía que una mujer usara prendas y objetos de hombres, ni se comportara como ellos, hasta hace muy poco tiempo, e incluso ahora no es algo tan común como en el género masculino, con lo que se sigue viendo alto extraño. Pero el que muchas legislaciones hayan aceptado el cambio de género no sólo a nivel físico, sino también a nivel oficial, pudiendo cambiarse el nombre con el que sus padres lo inscribieron en el registro civil, ha sido un gran paso para ellos.

Los bisexuales, tanto ellos como ellas, no son muy comprendidos por la sociedad en general, aunque se sabe que es algo mucho más frecuente de lo que nos creemos; mucho más, si cabe, que la homosexualidad. Pero por lo general no se les tiene por una comunidad que tenga que ser defendida, que sufra homofobia ni a la que se le nieguen sus derechos fundamentales: más de uno los ve como gente viciosa, más como una práctica sexual dentro de su propia sexualidad. Pero el tiempo está demostrando que realmente es mucho más que eso, es una opción sexual verdadera y así la sienten millones de personas.